martes, 27 de octubre de 2015

Conozca más sobre los rituales de amor.

Conozca más sobre el ritual de amor

En muchos casos han sucedido situaciones que,  por  problemas o dificultades que existe en la  vida diaria de la gente,  experimentan variados trabajos rituales, los cuales se llevan a cabo en los centros de esoterismo,  con el único propósito, en ese sentido, de  encontrar una solución a sus problemas.

Por ello, estos conjuros,  como amarres de amor con fotos en Peru, de parejas, amorosos, sexuales, entre otros, se manifiestan como importantes y necesarios para la gente, debido a que pueden confiar tanto en los efectos  que tiene como en  la labor del chaman mismo, quien, dicho sea de paso, cumple un papel fundamental,  además, que genera ganancias económicas a través de sus trabajos rituales.

Por lo general, quienes más  lo ponen en práctica, son las parejas, debido a las causas o motivos  recurrentes que puedan suceder, no solamente, en su  relación sentimental como decepciones amorosas, infidelidades, engaños, entre otros, que, de alguna manera, ocasionan el final o la ruptura de un compromiso, sino también en lo personal,  por lo que se torna constante la gran acogida a estos lugares espirituales con la posibilidad de evitar cualquier complicidad.

Entre los materiales básicos y comunes, que se requiere para real-izarlo se encuentran claveles, velas, inciensos, rosas rojas, fotografía personal, alguna prenda de vestir (polo, camisa, blusa, pantalón o ropa interior), entre otros, donde es indispensable no  faltar en estos con cilicios,  los cuales, a solicitud del chaman, se darán inicio a las respectivas sesiones.

¿Son peligrosos estos conjuros?

Efectivamente, como todo tipo de estos trabajos, resulta ciertamente un riesgo para su salud, debido a los orígenes y consecuencias que tiene;  dañando, en parte, su integridad física como mental, por ello, lo más recomendable, por curanderos,  en estos casos es tener mucho cuidado y cautela de tal modo, que se evite cualquier hechizo maligno que afecte su humanidad.


Por: Michael Monzon


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